8.31.2010

whoKnew!

hoy, en la La Jornada, una tardía jarana enchilada:
Soy el responsable de la persecución a homosexuales que hubo en Cuba: Fidel Castro

...no me chingues, güey... ¿en serio que esa mierda TAMBIÉN fue tu culpa?

Conducta impropia, a 1984 documentary film directed by Néstor Almendros and Orlando Jiménez Leal about the UMAP camps, another of Castro´s ideas to cleanse his imposed "revolutionary" society of unwanted elements, such as homosexuals...

update en cubaEncuentro, 9.2.10 

El cinismo de Fidel Castro

Félix Luis Viera: ... Pero lo más contradictorio de lo expresado por el tirano ... son las causas y las fechas que aquél expone para eximirse a la vez que hace una mea culpa. La persecución más intensa contra los homosexuales comienza en 1964, dos años después de la Crisis de Octubre y de otros acontecimientos que argumenta el déspota antillano para darse por no enterado de la situación que sufrían éstos. Sin embargo, en un discurso que el orate nuclear pronunciara el 13 de marzo de 1963, afirma: “Muchos de esos pepillos vagos, hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos (RISAS DEL PÚBLICO); algunos de ellos con una guitarrita en actitudes ´elvispreslianas´, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre”. Feminoides, dice el sátrapa y el público ríe. Y ahí no se detiene: “¿Jovencitos aspirantes a eso? ¡No! ´Árbol que creció torcido...´, ya el remedio no es tan fácil. No voy a decir que vayamos a aplicar medidas drásticas contra esos árboles torcidos, pero jovencitos aspirantes, ¡no!”. Homofóbico el gran marrullero de Birán: los homosexuales, según su parecer, son “arboles torcidos”. Pero sigue:
Hay unas cuantas teorías, yo no soy científico, no soy un técnico en esa materia (RISAS DEL PÚBLICO), pero sí observé siempre una cosa: que el campo no daba ese subproducto. Siempre observé eso, y siempre lo tengo muy presente”. De modo que para el gran obseso los homosexuales son un subproducto que, gracias a Dios, “no se daba en el campo”. Debe ser, quizás, tal vez, quién sabe, porque él nació en el campo. El público a quien iba dirigido aquel discurso, eufórico ante alusiones tan evidentes, en algún momento le confirman a grito al gran macho campesino: “¡Los flojos de pierna, Fidel!”, “¡los homosexuales!”. Y pide opinión a sus escuchas el garañón ilustre: “¿Y qué opinan ustedes, compañeros y compañeras? ¿Qué opina nuestra juventud fuerte, entusiasta, enérgica, optimista, que lucha por un porvenir, dispuesta a trabajar por ese porvenir y a morir por ese porvenir? ¿Qué opina de todas esas lacras?”. La respuesta del público no hay ni que decirla.
Bueno, con esto basta para tener una idea justa de quién sembró la animadversión en las “masas” contra los homosexuales. Y una idea justa de que el asesino recién resucitado miente en cuanto a las fechas en que estaba ocupado en “otras cosas”.