10.09.2013

el triunvirato: jesús. la coca-cola. el ché

(texto retecleado, original. prev. publicado en contratiempo n. 19, p. 23 /2005)


en un día de otoño crujiente y afilado, precoz en frescura, ardiente en colores chispeantes de amarillos y rojos anaranjados me tomaba un café al aire libre, pensando en el mar. en el mar caribe. porque así es. pienso en el caribe con frecuencia como ejercicio de memoria, para que nunca se me olvide su olor, el que aún me cosquillea en el alma, y para que moje mis pies aunque allí sólo se arremolinen las hojas secas de lugares aprendidos, los polvitos de cenizas de muertos que nunca conocí, las nieves de los abominables hombres del norte. 

y zas. entre esos pensamientos me salpicó por delante una muchacha de tez tan rosada que parecía de plástico. una barbie, vaya. iba muy maquillada y era flaca como fideo seco. de todas las muchachas jóvenes, rubias y flacas que pasaban por mi lado apresuradas, entrando o saliendo del café, lo que capturó el pestañear de mis ojos fue la imagen blanca sobre fondo rosadito que esta yupi flaca llevaba en su camiseta. era el metiché ernesto, delineada la plagiada imagen de korda en blanco con estrellita en la boina y todo. allí estaba el ernestico, reposando atento sobre los senitos incipientes de la muchacha, que se alejaba ya con su soymochalatte en la mano. 

suspiré, me levanté y salí caminando porque soy mucho y me late. a trote.

en el cine de la próxima cuadra echaban una película sobre las juventudes “del pre-ché”, como lo definieran algunos de sus ya maduros admiradores en una conversación que hacía días había escuchado a medias. me detuve y miré el cartel de la película porque soy mucho, mucho más y me late. más que antes. más que nunca antes. interpretado por un joven mexicano de carita linda y soñadora, en esta película el argentino descubre las miserias del coño sur abrazado a la cintura de otro buen mozo en una moto destartalada. cerré los ojos y me vino a la mente otra vez el maravilloso azul del mar caribe que escuece mi vista por donde quiera que voy. el cacho de mar caribe que me pertenece y hace tanto tiempo no toco. y me late. sí. me late porque debería en este momento estar allí y no aquí.

y por eso, mientras más me late el olor a mar entre las sienes, oigo la voz estridente de mi maestra de cuarto grado, sentada en su escritorio leyéndonos, vamos compañeritos, las cartas del ché a fidel: “...me acuerdo cuando te conocí en casa de maría antonia…”. justo entonces se mueve a mi alrededor el viento otoñal impulsado por tanto muerto y me traspasa un escalofrío leve que nada tiene que ver con la temperatura que cambia en la tarde. porque sí, aborrezco la carta que todo escolar cubano debe aprenderse de memoria, aunque el tema sea tabú en otros contextos, ése del amor homoplatónico a fidel del argentino asmático que tuvo la gran suerte de que lo mataran joven y supuestamente heroico, porque morirse viejo y desengañado es del carajo. 

SIGUE...

griMrealitY

WORLDCRUNCH: Cheap-flesh-of-the-revolution: cuban-women-recount-a-grim-reality

HAVANA — Though propaganda from the Cuban regime claims otherwise, the everyday reality for Cuban women does not involve fighting economic aggression from the United States.
Instead, they struggle to provide basic necessities such as food and clothes for their families — and occasional luxuries such as cosmetics — sometimes having to pay with their own dignity.