10.26.2014

verdeQUE

el otro día, eLLa, que arribó con su aquíToy flechazoRpresa, y yo perdidas en los nuevos barrios mayamenses para nuevos nosequé, buscábamos arte y color en medio de un día de lluvia infinita. después de media vuelta, hartas ya de ver gente que se cree linda pero feafea con su bobería a cuesta, decidimos comer barato después del zarpazo de un espresso raquítico y acídico a 3cocos el golpecito en un tal café pantera, que dicen es lo máximo por estos lares. y luego de rugir como lincetigresaleona, eLLa, que cuando tiene hambre no cree en nadie, se pone con el telefonito a yelpear a ver qué, en wynwood y alRRedores diseñadores, se prestaba para nuestra humilde digestión.

salió en primer lugar un tal DeliciasPeruanas, y fuimos paLLá, pero no existía ya... niñas, haceRatoEsoNoEstáY, dijeron burlones en la gasolinera de enfrente. empapadas de tanta guanajada, ya con las ganas de lo peruano en la punta de la lengua --porque hay tres o cuatro cocinas en el mundo que sin ellas no seríamos humanos... y la peruana es una de ellas, con la mexicana, la china y la italiana, que lo demás es bobería y fusiones engatusadoras de carbohidrato. así, suspirando pero no en limeño pero sí en cubano por arrocito verde descubrimos entonces otro peruano en la biscayne y la 25, llamándose bien cursilón SaborAperÚ, pensé pero paLLá fuimos. 

en medio del aguacero y ya tirando para las dos de la tarde, aquello estaba repleto de niñatos y nenas fresas peruanos, fusionados y lindos. y claro, las camareritas eran todas nenitas chiquitas, trigueñas y serias, esfinges casi, de boquitas carnosas y acento hueco, hueco, huequito. y ni una vez me miró a los ojos la que nos tocó, impaciente con mis preguntas, merecedora de una buena nalgada en su culito apretado. cálmate, me dice eLLa tranquila, riéndose. mira como hay gente, es buena señal, dice. y sí, todo estuvo muy rico y comimos con hambre abierta, que es como único se debe comer... en resumen, nos tiramos por los clásicos, ah, pero el arroz  verde con camarones, azuquita deliciosa a pesar de estar ensopaíto, que yo lo prefiero desgranado. se lo dije a la camarerita, que entonces, y sólo entonces, dejó que una leve sonrisita se asomara a su boquita protestona. cabrona, pensé, pero eLLa me contuvo.

entonces, recomendado queda el lugarcito, que aunque miniatura y apretado, sirve abundante, relativamente económico que no barato, y bueno, muy bueno. y al que le gusten las camareritas peruanas sádicas, pues eso, que allí abundan. 

amigovioYfollamigo

rebate debate con la lengua, qué ricura

la RAE incorpora nueva palabreja... amigovio, y los españoles quieren incluir entonces follamigo... eso, a contaminar la lengua, coño... que se deja, que se deja

en el El mundo

10.23.2014

leicayami

pues para el que no lo sepa, esta ciudad-ella tiene una milla de los milagros. cosas veredes, Sancho. por lo tanto, después de hacer mil malabarismos con un viejo por aquí y otra vieja por acá, tejiéndome una peluca de paciencia gris y encajándome gafas oscuras, que no opacas, fui a la milla de los milagros a pagar el teléfono, que entre tantas cosas que hacer, socorrer, salvar de la pudrición humana, se me había olvidado. 

es que no doy abasto, me digo de pasada pensando en mil detalles, todos en vano. porque la vida... y cada uno de ellos, mis planes y esquemas para facilitar esto y aquello, en vano. yo subida en el podio del razonamiento, puliendo esquirlas desprendidas, en vano. yo desperdiciando años, en vano. entregándoselos a ellos, que me los dieron todos, en vano, en vano. sí, porque todo esto es en vano, las idas y venidas tragando humo de cenizas y atorándote de furia, despecho, rabia contra esta vida y su despelote, constante... entonces, en vano y de manera colosal entonces, mi fracaso. y sí, entenderlo como lo sé, inteligentemente; saberlo como lo veo, con claridad venir hacia mí, es lo peor. but if not me, quién y de quién y por quién... y no siempre fuimos esto, no.

pero no doy abasto y me lo siento, aplastante. y salgo de la tienda esquivando vendedores insufribles que me quieren encasquetar otro teléfono más. váyanse a la mierda, casi les grito, irritada, irritable, pero no. soy más que esto, me digo, mucho más. y me río de mí misma, viéndome en el reflejo del ventanal. es que si no tú quién, y que me ría --me digo-- es buena señal. además, mira mira mira, es un día espectacular sin una nube en el cielo y circula una leve brisa. demos gracias, pues, me digo, que estás en la milla de los milagros. demos gracias al unísono, yo, ellos, y todos los demás aún en pie, tremendo milagro. y decido darme un paseíto, mirar gente, ver qué hay de nuevo por acá. por este submundo de un mundo que no es mi mundo, pero casi y voy, como siempre, lenta y densa, observadora. así un rato hasta que vislumbro el punto rojo de un letrero que me llama la atención. Leica. como no veo bien, y las gafas oscuras que no opacas... me acerco más, porque como que no me lo puedo creer. a Leica store? pues sí, tremendo milagro. una tienda que vende cámaras Leica, de las más deliciosas y caras del universo, en mayami, pobretona tierra de nadie y rica lavandería de dineros sucios donde todos los fugaces vienen a reinventarse. enchapados y envueltos en nuevos tules, siempre. bah, en serio, que no me lo puedo creer, ¿venderán algo ahí? me digo caminando en medio de un sinfín de tiendas cursis de utensilios para novias, bodas y divorcios, una tienda que vende el fino invento de un inspirado Ernst Leitz. increíble, indeed, la milla de los milagros. 

curiosa entro a la inmaculada tienda donde reina el silencio y una jovencita, sentada al fondo, surfeando la internet, me recibe, contenta de hablar con alguien. termómetro infalible la ansiedad del vendedor cuyo día es un ciempiés de horas inmóviles. just let me know if... sure, just admiring the wares. unos cuantos modelos de Leicas novísimas y preciosas enfundadas en mágicos plateados descansan en mini vitrinas. sin precio, claro. todo de muy buen gusto, fotos enmarcadas colgadas en las paredes, asientos minimalistas. rojo y negro por doquier. me acerco a la joven. saludo y en mi mejor voz amable le pregunto que cuánto tiempo lleva la tienda abierta. ah, really, digo sin escuchar. recito que me sorprendió ver una tienda así ahí, en la milla de los milagros para novias ingenuas. la nena sonríe, in the know. me dice que hay varias en el país. la consabida de nueva york. una en san francisco... pero ¿en miami? insisto... ¿venden mucho? duda ella en contestar y esa es mi respuesta. veinticuatro al año, al público mayamense, sería un gran logro. dos al mes. pero la nena ya contesta, servicial... como todo en esta ciudad, me dice, we mainly cater to the high end Latin American market, where there are no Leica stores. ni nada de todo lo demás. ah, claro, respondo. makes sense, digo, but of course. le pregunto entonces por las fotos que cuelgan. well, we have exhibiciones, y presentaciones, casi siempre de fotógrafos locales, dice. me pregunta ella de dónde soy, por el acento y porque me quiere apuntar para invitarme a las presentaciones. ah no gracias, le digo, no estoy siempre aquí, ni allá ni en ninguna parte. well, you can follow us on facebook, añade sonriendo. ah, claro. y mientras miro un catálogo, me dice cuál es la próxima presentación, por si estoy y me interesa. achico los ojos y le pido permiso para ir al baño. porque tengo que marcar cuanto baño hallo en mi vagar. es una manía muy importante, me digo, para cuando sea homeless y tal. 

sentada en el toilet del baño, inmaculado, hojeo un panfletito. y pienso en todas esas torres de vinilo blanco y balcones azules frente al mar, todas iguales, desafiando al gigante dormido. ¡al mar! sigan, sigan cuqueándolo, drenando y dragando por doquier cuando se despierte, se van a tener que tragar tremendo cable marítimo. y arena, mucha arena. y torres, torres, museos, museos, tiendas, tiendas. porque todo esto para quién, ay para quién. 

y salgo del baño, manos limpias y todo, y me despido de la nena, muy amable. dejo atrás el frío acondicionado de la tienda y me voy caminando, en medio de un día espectacular hacia la vida --gris y torpe, que me espera. voy pensando que tengo que buscar mi Leica vieja, antique ya casi, quequiénsabedóndecoño está guardada, sumida en el silencio del olvido del closet ese que cada vez que lo abro, explota en vahos siniestros. na, mejor, no, que la recuerdo mejor. como todo lo demás.

miraClestarship

quellaBestia


ma che, ma che! sei ancora ceica? non vedi li quella bestia?
Sofía?
eccola, Sofía! bestia!

10.22.2014

amiChe


Gina e Silvana ... amiche 
ma che dice, cara, non vedo niente
ma ci lo ho indicato, cara
ma che?




DeMonstrorum



Fortunio Liceti (1577-1657) Italian philosopher, doctor and scientist, author of De monstrorum causis, natura et differentiis (Of the causes of monsters, nature and differences) documented the many “monstrosities” and deformities reported in nature.

more@dangerous minds

10.12.2014

enelbalcónAQUEL


párate en el balcón un rato y déjame leer. las hojas del periódico tiznan las yemas de mis dedos. ella se ríe a carcajadas. no, que si lo hago me voy a desnudar. levanto la vista del periódico de mala muerte que tizna mis dedos con noticias carbonizadas. la miro linda y fresca, con ganas de joder. se sonríe pícara y sé que está ansiosa por hacer maldades. se siente liberada de tabúes y cortinas gruesas. corridas, siempre corridas. dale, a ver, le digo. empieza quitándose la blusa. de flores que cae despacio sobre el parquet. queda en sujetadores negros y sus senos duros brillan blancos. me río bajito. dale, sigue. se quita la falda. negra. vaya, y claro que lleva sayuela. de encajitos negra. y su melena también negra se mueve y cae cuando baja la cabeza y se la quita, la sayuela. me enderezo en la butaca, dejo caer el periódico de mierda que me ha puesto las manos negras de cenizas. me echo hacia delante. viste, lo voy a hacer, dice agresiva y empieza a quitarse las bragas. negras. estás de luto, bromeo y me mira fija. adelantándolo todo estábamos. ve y abre el balcón, le instruyo. voy. da unos pasos y lo abre, el balcón aquel. del hotelito oscuro. para templar, el hotelito perfecto para templar. a ver, qué tú crees, lo hago o no lo hago. hazlo, le digo riéndome, hazlo... quítate el ajustador. y lo hace y cimbrean sus tetas de carne blanca y dura. me echo hacia atrás en la butaca y la veo moverse ya por el cuarto, como bailando, sólo en tacones. claro, tacones, que nunca se los quita. yo admirada y ella baila y su melena se mueve y me mira, aguda. es tan hermosa, lo sé. una diosa, me digo, yo tan atea. cruza el ventanal del balcón veloz. una, dos, tres veces. y zas, sale. desnuda y en tacones. y se inclina y me regala un paisaje de nalgas. suspiro profundo hasta quemarme las pestañas. un paisaje de nalgas, le digo. y se ríe, ella desnuda en el balcón. se ríe a carcajadas lentas.

balcOneandO

10.06.2014

deLLaDAeL


South Loop Snowfall from Nicholas Felland on Vimeo.

me dicen nevó en Chgo este pasado fin de semana. un polvito apenas que ya anuncia lo que viene. el ciclo de la vida. y yo aquí sentada bajo una mata de uvas caleta escapada del sol. abusivo e hirviente. yo aquí en la sombra ida de los pasillos fríos. mirando el mar pensando en su profundidad oscura, silente. y cierro otra vez estos ojos que no me pertenecen para pensar Chgo nevado, mudo, hermoso. gente joven que se amaba, sueños que no dudaban, la magia y luz del reflejo y su capa de casi espuma blanca. me dicen nevó en Chgo y mi espíritu casi ido se eleva sobre estas olas a mirarlo todo de lejos. qué lindas se ven esas calles del south loop, mis calles. ese tren elevado, mi tren. esa nieve floja, mi nieve casi arena. ves, contesto al mar, tan sumiso y gris en esta bahía llena de cenizas cubanas, nada es más real que el recuerdo. tú en varadero, nada más bello. esa nieve leve y tierna colgada de lo que fuera alguna vez mi lengua, nada más tibio. y suspiro aromas de yerba cortada y salitre estancado. se oyen campanas de la ermita al lado. y en mis oídos el incesante chacachaca del tren elevado. y del otro lado habla la gente, mi gente. sus jerigonzas de siempre. y no les pertenezco ni más ni menos que al hombre que lucha su vida, otra vez, a mis espaldas. y quiero huir. sin salida. frente a mí el mar, líquido y profundo. en mi mente la nieve, resbalosa y traicionera. yo que tanto lo amo, almar, a él aún no puedo entrar. Yo que tanto la amo, mi ciudad nevada, a ella no puedo regresar. y sólo puedo escapar aquí, sentada frente al mar cuando me dicen que nevó en Chgo. un polvito apenas para principiar este otoño bajo la sombra de uvas caletas. 

cantoAeleguá

10.05.2014

aLmar



y por fin llego al mar. no puedo entrar porque la llaga y el sol. el resquemor. y sólo quiero desvestirme y lanzarme al agua. sentir la corriente entre las piernas penetrarme. limpiarme toda la inmundicia que soy. cerrar los ojos y dormir. despertar ayer o mañana pero no hoy. porque siempre está lloviendo y la gente, mi gente, a mi alrededor habla, gesticula y no los entiendo. ay qué dicen. qué dicen absurdos entre tanto balbuceo. qué gritan y se escupen con tanta cizaña. y el olor a sangre que van dejando sus heridas entre mis dedos, ¿se los menciono? y voy manejando luego por estas calles. tan feas. perdida, no reconozco nada. cuántas veces este recorrido. y me paso. me detengo debajo de un framboyán. sombra y silencio, apenas un momento. 

ojalá fuera morado como aquel de varadero, pienso. y cierro los ojos. era yo una niña gordita con sandalias rusas huyéndole a la impuesta siesta. hermosa y traviesa, escapada a comprar un coquito acaramelado al negro que los vendía debajo del framboyán morado. en varadero y su arena blanca. yo feliz y hermosa, seria con espejuelitos. ligera y libre como una mariposa saboreando un coquito. con gula de vida. hambre y deseo en cada mordida. yo huída y perdida de todos. de ellos, mi gente, durmiendo la siesta. yo dueña de mis pasos, los-pasos-de-ulloa, pisando flores de framboyán caídas. flores muertas en una imagen tan viva. yo maravilla dulce de coco hasta llegar al mar. encontrada con su hermosura superior a la mía. yo una hermosa gordita libre con todaunavida debajo de mis sandalias rusas. qué ímpetu de azul clavado para siempre entre mis ojos, el mar. y los abro y estoy aquí, con un puñado de muerte en cada mano y el cielo nublado. y ellos, mi gente... ¿dónde están? los quiero ayudar, susurro, pero es otra lengua la que de mí se evapora en jerigonza y me miro y no tengo manos. y me miro otra vez pero no con mis ojos. de quién. y truena. y empieza a llover. otra vez. y lloro al compás de la lluvia, con furia, míasólomía, pero ¿con los ojos de quién, entonces, de quién?