3.13.2014

conTaminaTe



  Antoine D´Agata, French photographer... wants to contaminate photography, says he, via Lucas Samaras et al... I suppose

sexOral(e)

porque  hay que informarse antes de fellare, irrumare y cuningulare, queridos amiguitos... digan no a la ignorancia sexual, para evitare el ridi-culo... porque nada cambia, pareciera

Cleopatra, la boca...

En Grecia En La Ilíada aparece por primera vez el término mujeres de Lesbos y hace referencia a las féminas que mejor practicaban la felación, ya que el verbo griego lesbiázein significa "felar". De hecho, en la Grecia clásica la isla era famosa por la destreza y tendencia de sus habitantes a realizar esta práctica. La desviación del significado de este término se debió al uso que le dieron posteriormente los cristianos y a la procedencia de la poetisa Safo. Sin embargo, el vocablo que se utilizaba en la antigua Grecia para referirse a las lesbianas era tríbada, del griego tribo (frotar).


En Roma  En la antigua Roma se llamó a esta práctica como fellare o irrumare o de las felatrices. Se considera que esta práctica fue habitual en el mundo romano por el hecho de que Marcial la citara en varias obras.

Los romanos ligaron el poder al sexo oral, creando roles dominantes y sumisos. Aunque el cunnilingus (misma práctica pero hacia la vulva) se consideraba una práctica sucia, gracias a algunas pintadas hechas en los baños públicos y a palabras talladas en las paredes, se sabe que algunos prostitutos masculinos esperaban en las esquinas de estos baños a mujeres que solicitaran sus servicios.

Practicar una felación o un cunnilingus, ya fuera un hombre o una mujer el ejecutor, lo convertía en culpable. Según la jerarquía romana de la degradación sexual, un hombre sospechoso de haber estimulado oralmente a una mujer se rebajaba más que uno que fuera penetrado por otro hombre. Se le imponía el estatus legal de infame, al mismo nivel que prostitutas, gladiadores y actores, lo cual le impedía votar y representarse a sí mismo ante un tribunal.


Curiosidades felatorias

El 23 de noviembre de 1835, Juliette Drouet escribió a su amante, Victor Hugo: Tengo un apetito furioso de tu amor y de tu persona, y te aconsejo que mantengas la guardia frente a mi gran amor, mi enorme boca y mis grandes dientes, pues sus dimensiones son tales solo para amarte mejor, besarte mejor y comerte mejor, mi querido caperucito negro.

En la antigua Roma, no existía la distinción sexual entre masculino y femenino, sino entre activo (valorizado) y pasivo (en esa época, los esclavos y las mujeres). Es la misma distinción que encontramos en la felación: por una parte, el acto positivo de penetrar (irrumare en latín); por otra, el de recibir (fellare). El “felador” estaba desvalorizado; hasta se consideraba un insulto, que equivaldría a nuestro “que te den por culo”.

YellaQuÉ



TORTUOUS LOVEMAKING... YellaQUÉ... como siempre...