10.23.2014

leicayami

pues para el que no lo sepa, esta ciudad-ella tiene una milla de los milagros. cosas veredes, Sancho. por lo tanto, después de hacer mil malabarismos con un viejo por aquí y otra vieja por acá, tejiéndome una peluca de paciencia gris y encajándome gafas oscuras, que no opacas, fui a la milla de los milagros a pagar el teléfono, que entre tantas cosas que hacer, socorrer, salvar de la pudrición humana, se me había olvidado. 

es que no doy abasto, me digo de pasada pensando en mil detalles, todos en vano. porque la vida... y cada uno de ellos, mis planes y esquemas para facilitar esto y aquello, en vano. yo subida en el podio del razonamiento, puliendo esquirlas desprendidas, en vano. yo desperdiciando años, en vano. entregándoselos a ellos, que me los dieron todos, en vano, en vano. sí, porque todo esto es en vano, las idas y venidas tragando humo de cenizas y atorándote de furia, despecho, rabia contra esta vida y su despelote, constante... entonces, en vano y de manera colosal entonces, mi fracaso. y sí, entenderlo como lo sé, inteligentemente; saberlo como lo veo, con claridad venir hacia mí, es lo peor. but if not me, quién y de quién y por quién... y no siempre fuimos esto, no.

pero no doy abasto y me lo siento, aplastante. y salgo de la tienda esquivando vendedores insufribles que me quieren encasquetar otro teléfono más. váyanse a la mierda, casi les grito, irritada, irritable, pero no. soy más que esto, me digo, mucho más. y me río de mí misma, viéndome en el reflejo del ventanal. es que si no tú quién, y que me ría --me digo-- es buena señal. además, mira mira mira, es un día espectacular sin una nube en el cielo y circula una leve brisa. demos gracias, pues, me digo, que estás en la milla de los milagros. demos gracias al unísono, yo, ellos, y todos los demás aún en pie, tremendo milagro. y decido darme un paseíto, mirar gente, ver qué hay de nuevo por acá. por este submundo de un mundo que no es mi mundo, pero casi y voy, como siempre, lenta y densa, observadora. así un rato hasta que vislumbro el punto rojo de un letrero que me llama la atención. Leica. como no veo bien, y las gafas oscuras que no opacas... me acerco más, porque como que no me lo puedo creer. a Leica store? pues sí, tremendo milagro. una tienda que vende cámaras Leica, de las más deliciosas y caras del universo, en mayami, pobretona tierra de nadie y rica lavandería de dineros sucios donde todos los fugaces vienen a reinventarse. enchapados y envueltos en nuevos tules, siempre. bah, en serio, que no me lo puedo creer, ¿venderán algo ahí? me digo caminando en medio de un sinfín de tiendas cursis de utensilios para novias, bodas y divorcios, una tienda que vende el fino invento de un inspirado Ernst Leitz. increíble, indeed, la milla de los milagros. 

curiosa entro a la inmaculada tienda donde reina el silencio y una jovencita, sentada al fondo, surfeando la internet, me recibe, contenta de hablar con alguien. termómetro infalible la ansiedad del vendedor cuyo día es un ciempiés de horas inmóviles. just let me know if... sure, just admiring the wares. unos cuantos modelos de Leicas novísimas y preciosas enfundadas en mágicos plateados descansan en mini vitrinas. sin precio, claro. todo de muy buen gusto, fotos enmarcadas colgadas en las paredes, asientos minimalistas. rojo y negro por doquier. me acerco a la joven. saludo y en mi mejor voz amable le pregunto que cuánto tiempo lleva la tienda abierta. ah, really, digo sin escuchar. recito que me sorprendió ver una tienda así ahí, en la milla de los milagros para novias ingenuas. la nena sonríe, in the know. me dice que hay varias en el país. la consabida de nueva york. una en san francisco... pero ¿en miami? insisto... ¿venden mucho? duda ella en contestar y esa es mi respuesta. veinticuatro al año, al público mayamense, sería un gran logro. dos al mes. pero la nena ya contesta, servicial... como todo en esta ciudad, me dice, we mainly cater to the high end Latin American market, where there are no Leica stores. ni nada de todo lo demás. ah, claro, respondo. makes sense, digo, but of course. le pregunto entonces por las fotos que cuelgan. well, we have exhibiciones, y presentaciones, casi siempre de fotógrafos locales, dice. me pregunta ella de dónde soy, por el acento y porque me quiere apuntar para invitarme a las presentaciones. ah no gracias, le digo, no estoy siempre aquí, ni allá ni en ninguna parte. well, you can follow us on facebook, añade sonriendo. ah, claro. y mientras miro un catálogo, me dice cuál es la próxima presentación, por si estoy y me interesa. achico los ojos y le pido permiso para ir al baño. porque tengo que marcar cuanto baño hallo en mi vagar. es una manía muy importante, me digo, para cuando sea homeless y tal. 

sentada en el toilet del baño, inmaculado, hojeo un panfletito. y pienso en todas esas torres de vinilo blanco y balcones azules frente al mar, todas iguales, desafiando al gigante dormido. ¡al mar! sigan, sigan cuqueándolo, drenando y dragando por doquier cuando se despierte, se van a tener que tragar tremendo cable marítimo. y arena, mucha arena. y torres, torres, museos, museos, tiendas, tiendas. porque todo esto para quién, ay para quién. 

y salgo del baño, manos limpias y todo, y me despido de la nena, muy amable. dejo atrás el frío acondicionado de la tienda y me voy caminando, en medio de un día espectacular hacia la vida --gris y torpe, que me espera. voy pensando que tengo que buscar mi Leica vieja, antique ya casi, quequiénsabedóndecoño está guardada, sumida en el silencio del olvido del closet ese que cada vez que lo abro, explota en vahos siniestros. na, mejor, no, que la recuerdo mejor. como todo lo demás.

miraClestarship

quellaBestia


ma che, ma che! sei ancora ceica? non vedi li quella bestia?
Sofía?
eccola, Sofía! bestia!